El camino de Miguel Lamperti: resiliencia, recuperación y vida más allá de la pista
El canal Mejora Tu Padel se sienta con Miguel Lamperti para una conversación sincera que va mucho más allá de sus logros en el pádel. Lamperti se abre sobre el accidente automovilístico que sufrió en Brasil, los retos personales que ha enfrentado y los valores que han marcado su carrera. Su historia es de resiliencia, humor y un profundo amor tanto por el deporte como por las personas que le rodean.
Sobrevivir a un accidente devastador y su impacto duradero
Uno de los momentos más impactantes de la entrevista es el recuerdo de Lamperti sobre un grave accidente de coche que ocurrió en Brasil hace casi dos décadas. Relata cómo, tras ahorrar sus primeras ganancias importantes en el pádel, compró un coche que fue destruido pocos días después en el accidente. Lamperti cuenta que no recuerda el accidente en sí, solo despertó un día y medio después, fuertemente vendado y con múltiples lesiones.
Sufrió seis costillas rotas y una pérdida significativa de capacidad respiratoria. A pesar de la gravedad, la recuperación de Lamperti estuvo marcada por la determinación y un toque de humor, ya que recuerda a sus compañeros bromeando sobre sus dificultades para respirar. Con el tiempo, fue recuperando la fuerza, aunque aún lleva una secuela física: una costilla que nunca terminó de sanar.
Abrazar la salud mental y la importancia del apoyo
Lamperti habla de un momento clave en su carrera cuando, tras una temporada especialmente difícil con una pareja joven, decidió acudir a un psicólogo. La experiencia, dice, fue transformadora. Destaca que acudir al psicólogo no es solo para momentos de crisis, sino que puede ser una herramienta valiosa para quien busque una perspectiva externa y apoyo genuino. Lamperti anima a otros en el deporte a considerar la salud mental como parte esencial del crecimiento personal y profesional.
Definiendo a los grandes: opiniones sobre los mejores jugadores y entrenadores de pádel
El creador pide a Lamperti que describa a varias de las figuras más importantes del deporte. Sus respuestas son tanto perspicaces como personales:
- Arturo Coello: Una máquina, muy enfocado en sus objetivos y movido por un hambre increíble de éxito.
- Juan Lebrón: Único, diferente e impredecible—Lamperti lo llama un “loco hermoso” cuya energía y cambios de ritmo lo hacen destacar.
- Juan Martín Díaz: El ídolo de Lamperti, un genio que cambió el juego y marcó un nuevo estándar en la historia del pádel.
- Fernando Belasteguín: La perfección de cómo se debe jugar al pádel, enseñando todo lo que hay que hacer bien en la pista.
- Agustín Tapia: Un jugador con un talento inigualable, haciendo cosas que nadie más puede y aportando una nueva dimensión al juego.
En cuanto al entrenamiento, Lamperti divide el rol en dos áreas clave: el trabajo durante la semana y la gestión de los partidos desde el banquillo. Destaca a Gustavo Prato como el mejor entrenador de semana que ha tenido, y a Carlitos Pozzoni como insuperable en el banquillo. Lamperti también ve un gran potencial en los jugadores recién retirados que pasan a ser entrenadores, siempre que logren hacer el cambio mental de jugador a mentor.
Rituales personales, tatuajes y el significado del destino
Fuera de la pista, Lamperti revela los símbolos personales que lo mantienen con los pies en la tierra. Habla de sus tatuajes, muchos de ellos homenajes a su familia, incluido uno dedicado a su madre que se hizo tras su fallecimiento. También lleva una cadena con un colgante de gran valor sentimental, regalo de su hermana y su exesposa, ambos relacionados con el recuerdo de su madre.
Lamperti cree firmemente en el destino, mencionando una película favorita y una palabra árabe que lleva tatuada, que significa “el destino ya está escrito”. Para él, los acontecimientos de la vida—buenos o malos—ocurren por una razón.
Partidos memorables y momentos destacados de su carrera
Al repasar su carrera, Lamperti destaca varios partidos como especialmente significativos. Ganar el Mundial con la selección argentina es un honor único, sobre todo porque había perdido oportunidades anteriores por lesión o por la fuerte competencia. También recuerda su primer título del Padel Pro Tour en Mar del Plata en 2009, un triunfo aún más especial por la presencia de su familia.
Lamperti no rehúye hablar de derrotas, incluyendo una racha memorable en 2016 cuando venció a Juan Lebrón varias veces, solo para que Lebrón luego le diera la vuelta. Admira la constancia y humildad de Lebrón, señalando que incluso tras las victorias, Lebrón vuelve a entrenar al día siguiente, siempre con hambre de más.
Vida fuera de la pista: póker, desastres en la cocina y rituales de viernes
Fuera del pádel, Lamperti disfruta del póker, atraído por su amor por los números y la soledad que ofrece el juego. En su momento estudió el juego en serio, pero perdió interés cuando empezó a destacar, prefiriendo el reto de aprender nuevas variantes.
En la cocina, Lamperti admite estar completamente perdido, dependiendo de familiares y amigos para comer y recordando anécdotas graciosas de sus primeros días en España. Bromea con ser el inquilino perfecto: nunca usa la cocina y nunca da problemas.
Sus famosos “Viernes de Lamperti” son sencillos: tras entrenar, disfruta de una ducha, una visita al casino, cena con amigos y, sobre todo, la compañía de sus seres queridos. Para Lamperti, el pádel es el centro de su vida—calcula que supone el 90% de su mundo—pero la familia, los amigos y disfrutar de la vida son igual de importantes.
Legado, arrepentimientos y consejos para la nueva generación
Mirando atrás, Lamperti dice que viviría su carrera igual, pese a quienes sugieren que podría haber sido número uno con más disciplina. Reconoce que ama la vida y disfruta del camino, sin comprometer sus valores ni caer en hábitos poco saludables. Se enorgullece de haber pasado 15 años entre los 10 mejores del mundo y ve cada derrota como una lección de alguien que fue mejor ese día.
Para Lamperti, la mayor recompensa no son los títulos, sino el cariño y los recuerdos compartidos con aficionados y compañeros. Su historia es un testimonio de pasión, resiliencia y la alegría de vivir plenamente—dentro y fuera de la pista de pádel.





